De lo mal habido
No envidies la prosperidad de los malignos, ni tengas celos de los que obran la iniquidad; porque como heno se han de secar muy presto, y como la tierna yerbecilla luego se marchitarán.
Pon tu esperanza en el Señor, y haz obras buenas, y habitarás en la tierra, y gozarás de sus riquezas.
Salmo XXXVI 1-3
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